¿El álbum cuenta una historia? En las primeras canciones, te preguntas cómo aferrarte a alguien. Pero al final estás bastante enojado.
Hay una narrativa. Es un álbum conceptual sin que sea mi intención inicial.
Ya sabes, nadie planea pasar por una ruptura como yo.
Y la disolución de una familia es probablemente una de las cosas más dolorosas que un ser humano puede experimentar.
Pero sucedió. Si la vida te da limones, haces limonada. Eso es lo que hice con este álbum: usar mi propia creatividad para procesar mi frustración, mi ira y mi tristeza.
Transmuté o transformé el dolor en productividad.
El título del álbum, “Las Mujeres Ya No Lloran”, proviene de la canción que aborda más específicamente la ruptura: “Bzrp Sessions No. 53”.
Fue el más directo. Pero comencé a hablar de lo que me estaba pasando a través de “Te Felicito” y “Monotonía”.
En el video [de “Monotonía”] salgo con este agujero en el pecho, porque esa es exactamente la sensación física que tuve cuando estaba pasando por mi pérdida.
Casi sentí que la gente podía ver a través de mi pecho, ver lo que había detrás. Pero con cada canción que escribí, me estaba reconstruyendo. Fue como volver a juntar mis huesos. Por eso decidí optar por este título, “Las Mujeres Ya No Lloran”.
El propio llanto siempre será un mecanismo de supervivencia para el ser humano. Es una parte importante de la vida.
Y me siento como las mujeres de hoy, no necesitamos que nos digan cómo se supone que debemos sanar, cómo se supone que debemos lamer nuestras heridas.
Somos nosotros los que tenemos que seguir adelante y preservar nuestra especie, preservar la supervivencia de nuestra descendencia, de las lobas que somos.
Una de las nuevas canciones, “(Entre Paréntesis)”, termina contigo recuperando el aullido de “She Wolf”.
La loba está por todas partes en este álbum. La loba es lo que me ayudó a reconstruirme.
Tuve mis épocas en las que aullaba a la luna, lamía mis heridas. Y me conecté con esa mujer primitiva que había en mi interior, para simplemente cantar y bailar alejar su dolor, para exorcizarlo.
Creo que las mujeres tienen esta fuerza y esta intuición especial, este instinto natural de supervivencia. Cuando realmente queremos sobrevivir a una situación, sólo tenemos que encontrar ese ser dentro de nosotros mismos para proteger a la manada.
También encontré un apoyo extremo en mujeres que han pasado por cosas peores que yo y que me han enseñado lecciones increíbles.
La sociedad lleva siglos poniéndonos en el lugar de víctimas, desde la Inquisición, cuando nos quemaron en la hoguera.
Pero creo que las mujeres se están rebelando contra eso. Sólo tenemos que luchar por lo que queremos y sanar de la forma que queramos.
En algún momento esas lágrimas tienen que transformarse en lágrimas de triunfo.